miércoles, 20 de febrero de 2013

Desaires del alma.



Tengo desaires de locura transitoria, tenía que reconocerlo por mi bien, o tal vez sea por mi desgracia. El caso es que ya estoy cansado de tantas burbujas de humo y exaltadas puñaladas por la espalda, esto no es lo que yo esperaba, y ni mucho menos es algo que yo pueda asumir, ya sea por constancia o por la mera hipocresía de este destino incierto que nos ataca.




Esta vida es un campo de torturas, un exterminio para nuestras almas, como pequeños mequetrefes corriendo por un campo de minas intentando pisar por el camino de la salvación, cuando en verdad ya estamos perdidos.                                                                                                 

Nos perdimos en el momento en que dejamos que la burbuja de humo nos tapase los ojos, nos perdimos en el momento en que dejamos de lado nuestra realidad, para superponer por encima un color de rosa, pero que al fin y al cabo ni con toda la pintura del mundo vas a tapar ese olor a rayos que nos indica, que sí, que esto es una mierda. Que las rosas son rojas, y la sangre que corre por nuestras venas es blanco horchata y ya no se sabe ni por que luchamos, ni porque vivimos. Solo quedan esas exaltadas puñaladas que nos da la vida, por injusta y por insana, así es nuestra vida en este mundo en llamas.
No espero que se entienda esto que estoy escribiendo, ni espero que lluevan billetes de 100 y los cerdos vuelen, espero que se sienta ese sabor amargo que se te queda en el alma cuando ves este cúmulo de desvaríos y locos arrogantes que es el mundo del fuego, del humo y del falso color de rosa.

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