sábado, 13 de agosto de 2011

Una proposición indecente.

Es hora de sacar el alma a pasear por la calle realidad, se que te lo llevo diciendo desde hace mucho tiempo, pero es que aún no he encontrado las fuerzas para decirle al mundo que vengo a quedarme.
Vengo a dejar huella, y a hacerlo con un hierro candente, para que no se borre de estos corazones endebles, sin fuerza ni espíritu. Sin ganas de arder y quemar el cielo, sin ganas de helar al mismísimo invierno....
Y tristemente sin ganas de cantarle a la corta vida de este mundo cualquiera.

Porque eso es lo que necesito ahora, gritar a la gente la canción que mi corazón canta, cantar cuando las luces se hayan ido y haya paz en mi cama... Cantar cuando amanezca y componer un solo de guitarra con mi almohada.
Para después poder tocarlo en tu oído mientras jugamos a desvestirnos, recorriendo los acordes de tu espalda con mis dedos, sin parar a pensar en nada mas.. Y que  entonces anochezca otra vez, el sol se haya disfrazado de luna, nuestra piel se haya hecho trizas.
Y solo queden un par de notas colgadas y una guitarra desafinada...




No hay comentarios:

Publicar un comentario