miércoles, 29 de febrero de 2012

Blancas gotas, nubes negras

La chica puso su mirada distraída a través de la ventana, observaba con tristeza el negro cielo que las nubes de lluvia habían manchado. Todo permanecía en calma y todo parecía ir como debiese, el agua caía y salpicaba en el suelo, para después fluir hasta las alcantarillas y más tarde llegar al mar, donde se evaporaría y volvería a las nubes, a su ciclo, a la normalidad…
Pero ya no era casi, ella ya no giraba en círculos definidos, ya no tenía rumbo ni un pilar donde apoyarse,  ahora le faltaba algo, y solo podía soñar entre las nubes negras, que volvía a pisar el suelo. Tal vez todo esto sea muy melodramático, pero tal vez eso solo lo piensen las personas que nunca han perdido a un ser querido, que nunca le han temblado las piernas, ni se han mareado al recibir la fatal noticia. Pero los que de verdad lo hallan vivido, me entenderán cuando digo que por un instante, el mundo ya no tiene sentido para ti, porque no hay nada más sin sentido  que la inutilidad de intentar revelarte a la muerte para poder evitarla. Y eso es algo que no se puede dilucidar con meras palabras, eso se vive y se sufre. El ciclo termina en esas alcantarillas y ya no vuelves a ver a esa gota de agua especial, a esa persona que te había acompañado todo el camino. Nunca más…
Eso es lo que pensaba, lo que sentía y lo que sabía que nadie podría cambiar. Por esa única e ineludible razón, estaba unida en las penurias de su nube negra.
Toda su cabeza le daba vueltas, concentrándose en esos cálidos momentos en los que su gota le acompañaba.  Intentaba inútilmente rescatarlos para poder guardarlos en el baúl de los recuerdos. Aferrarse a ellos era lo más adecuado, y lo hizo hasta que se quedó dormida, hasta que en sueños, lo supo. Vio, como esa gota se convertía en persona y le saludaba,  le abrazaba y le mimaba como solía hacer en vida, le decía lo mucho que le echaba de menos. Y después le hablaba.
-¿Por qué lloras? ¿Es que te he hecho daño?
- Es solo que…
-¿Me echas en cara que me fuese?
-No… Bueno sí, pero no
-¿Entonces?
-No se, es solo que me haces falta
-En eso creo que te equivocas
-No…
-Si, lo haces. Te centras en ti y solo en ti. ¿Crees que me fui por mi propia elección? Claro que no, me fui porque tenía que volver a empezar, tenía que continuar con el ciclo y no había nada que hacer. Era solo eso, me fui para volver
-No, te fuiste y me dejastes
-Te dejé, porque tu aún no has llegado al final del ciclo y porque te quiero, y quiero que disfrutéis de tu vida hasta el final. Por eso, aún no se que haces llorando, que haces lamentándote y que haces encerrándote en ti misma. Eso para mí es un insulto, no me sirve de nada y a ti tampoco.
-Pero…
-Sin peros, ¿No te das cuenta? Yo sigo ahí, si me voy es porque tu me echas, si me quedo es porque tu me recuerdas, y si me recuerdas, haz que merezca la pena. Mira, solo te diré algo más… Te quería, te quiero y lo seguiré haciendo, así que sal a darte un baño bajo la lluvia, pero hazlo con una sonrisa. Porque significará que lo estas haciendo conmigo… Sal y recuerda que aunque no este ahí, siempre seguiré queriendo verte feliz.