viernes, 30 de marzo de 2012

Piensa.

Hay momentos en los que dejar de pensar no es una necesidad, sino un hecho que nos permite ver la realidad, tal cual es, sin tapujos y sin nada que nos enturbie la vista. Hay momentos en los que hay que pararse a buscar esa pequeña piedra en el camino, esa con la que estas deseando tropezar desde que supiste que allí estaría.

Eso es en lo que pensaba esa niña o mujer o lo que fuera que fuese, ya que según tu punto de vista podía ser una o ambas a la vez, y sin lugar a dudas, fallarías con ambas ideas. Eso de ahí era puro pensamiento, era esa piedra en el camino con la que había que tropezar para poder ver todo con claridad, se llama C, la verdad es, que  eso solo era su inicial, pero tampoco le apetecía que nadie supiese su nombre real, al fin y al cabo no sabía si ese podía ser su verdadero nombre.

Con todo, los días pasaban y C seguía allí parada, tal y como siempre hacía, apoyada en la barandilla desde donde veía el vacío inconmensurable. Y a pesar de ello, no dudaba ni un segundo sobre si se rompería la sujeción y caería desde el puente, solo pensaba y pensaba, inmersa en sus divagaciones sobre lo que era y no era, sobre lo que podía y no podía y sobre si eso era así o ella solo lo imaginaba. Supongo que eso es lo que hacen todo los pensadores, todos los filósofos y todas las personas que buscaban el sentido de algo en concreto o de nada en particular. Lo supongo por el mero echo de que no lo se, porque, ¿Quién me dice que yo no sea C? ¿Quien me dice que esto lo escriba yo o que esto lo lees tu?  Nada ni nadie, así ha sido y así debe ser, piensa y actúa, o simplemente piensa y descubre, da igual lo que hagas, eso solo depende de ti.

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