sábado, 19 de mayo de 2012

Dice la leyenda.

Le dijo el capitán al bribón

"oh la dulce doncella
oh su aroma violeta
oh su suave sonido
oh la bella sirena

Que gran gozo fue tenerla
y que efímera su presencia
que corta  breve la estancia
y que grande las ganas de verla

Que gozo el de su beso prohibido
que cálida su mirada
que vendaval su cadera
y que perfecto su abrigo

Tanto que se nos pasó la hora
y la hora paso de nosotros
que se nos paró el mundo
y se nos quedó en ahora

Que hoy mismo he decidido
que tras esos besos
no quiero otros"

Dos mejor que uno.

En la tenue oscuridad que emana
en la suave voz que clama
en el inmenso horror que huye
en el vacío sin ti en mi cama

En mi dolor por mi boca en llamas
en mi estupidez estúpida
en tu reproche que clamas
en tus ganas de nada

En todo lo que ocurre y no debe
en lo que debe ocurrir y no ocurre
en las disculpas que debemos
en los finales sin besos

En todo aquello que odiamos
y de lo que arrepentirnos debemos

Por todo eso un perdón
por todo eso un suspiro
solo, y como siempre te pido
un par de besos, debajo de tu abrigo.